Desde hace varios años la NASA monitorea el asteroide 2009 JF1, que sería de unos 13 metros de diámetro, pero advierten que no es letal, como muchos creen.
Las alarmas de muchos ciudadanos están prendidas desde que hace un par de meses se empezó a especular con el posible impacto de un asteroide que tocaría la tierra y hasta decían que haría una gran destrucción, lo cual no es cierto, según algunos expertos.
El nombre con el que se identificó es asteroide 2009 JF1 y hay muchas mentiras sobre lo que, supuestamente, dice la Nasa. La verdad es que esta entidad internacional no ha prendido las alarmas, pero sí lo está monitoreando constantemente.
Dice un artículo de El Mundo que está incluido en la lista de asteroides potencialmente peligrosos, pero ni su tamaño ni la probabilidad de que impacte la tierra son motivos para que las personas piensen que va a provocar una gran destrucción o daño a la humanidad.
Además de la Nasa, el asteroide está siendo monitoreado por la Agencia Espacial Europea (ESA), como lo explica el científico Detlef Koschny: “Conocemos su órbita y podemos estimar su tamaño a partir del brillo. Tiene un riesgo de que impacte la tierra mayor a 0”.
La fecha en la que el asteroide entraría a la atmósfera terrestre es el 6 de mayo, en la mañana de Europa, aunque hay pocas probabilidades de un impacto fuerte. De hecho, Koschny dice que “es un asteroide bastante estándar”.
En El Confidencial señalaron que el diámetro de ese asteroide es de unos 13 metros de diámetro, desmintiendo los 130 con los que muchos se asustaron cuando se conoció de su existencia.
La probabilidad de que impacte la tierra es inferior a que sí la choque y, el científico Álex Rivero explicó en sus redes sociales que en caso de que “entrase en la atmósfera, seguramente solo nos dejaría una bonita estrella fugaz” que se podría ver con binoculares.
Aunque él advierte que sí es posible que un asteroide choque contra la tierra y provoque víctimas o daños, son pocos los asteroides que tienen el tamaño para conseguirlo. De hecho añade que “no hay ningún impacto a la vista en los próximos 150-200 años”.