Algunos llevan un sombrero, otros un velo negro. Todos muy elegantes y silenciosos… esperan la llegada de los clientes en los restaurantes y cafés de Vilna.
Sentados en mesas, a cuatro metros de distancia una de la otra, decenas de maniquíes de escaparate están allí no solo para ayudar a los clientes a mantener las distancias de seguridad requeridas debido a la pandemia de COVID-19, sino también a inspirarlos luciendo ropa con estilo.
Los propietarios de restaurantes y tiendas de moda de Vilna tomaron esta iniciativa de ayuda mutua tras la flexibilización de las medidas de contención, que permitió abrir sus salas.
Pero los clientes tardan en entrar. «En virtud de la normativa, podemos servir una mesa para dos, pero esto crea una sensación de vacío en el restaurante», explicó a la AFP Bernie Ter Braak, el propietario del restaurante «Cozy».
Según la estilista Diana Paukstyte, todos ganan. «Me alegra que más gente pueda ver mi ropa de vanguardia y también espero que las modelos atraigan a más clientes a los restaurantes. Los apoyamos y nos apoyan», explica.
Según el ayuntamiento de Vilna, más de 60 modelos femeninos y masculinos, vestidos por 19 tiendas locales, ocuparán mesas en el interior, 24 horas al día, en una quincena de restaurantes y cafés de la capital lituana.
En cada mesa, los clientes pueden encontrar tarjetas de visita que indican dónde comprar la ropa que visten.