Semana Santa es una de las épocas de mayor importancia para los productores de pescado, pues durante estos días el consumo aumenta en promedio un 60 % respecto a otras semanas del año, especialmente en algunas especies como la mojarra, pescado seco, bagre rayado del Magdalena, picuda, mero, entre otras.
Por esta razón, las autoridades hicieron una serie de recomendaciones para escoger bien los pescados y evitar momentos desagradables o complicaciones de salud durante estas celebraciones.
En principio, los ojos deben ocupar toda la cavidad orbitaria y deben ser transparentes, firmes, brillantes, salientes y de pupila oscura; además, la piel debe ser húmeda, tersa, adherida al músculo, sin arrugas ni laceraciones, color y apariencia propia de la especie.
Por otra parte, las escamas tienen que estar unidas entre sí, bien adheridas a la piel, con brillo metálico, no viscosas; mientras que las branquias o agallas tienen que estar de color rosado al rojo intenso, húmedas y brillantes, con apariencia homogénea, sin sustancias viscosas, y con olor suave a mar.
La cavidad abdominal debe estar sin presencia de vísceras y limpia, las aletas tienen que estar en buen estado, completas, sin rasgaduras, no debe presentar laceraciones o rupturas; así mismo, la carne debe ser firme y elástica al tacto, bien adherida a los huesos y que no se desprendan de ellos al ejercer presión con los dedos; color propio con superficie de corte brillante.
En el momento de comprar se sugiere no adquirir grandes cantidades para conservar. Lo mejor es comprarlo fresco y no dejarlo más de dos días en la nevera.
Por último, es recomendable comprar el pescado entero, ya que así podrá apreciar mejor todas las anteriores características, y adicional a ello, podrá aprovechar partes, como la cabeza, para realizar caldos bases para salsas.