El juzgado segundo civil de Villavicencio rechazó las tutelas presentadas por un grupo de sacerdotes con las que buscaban suspender la venta del libro ‘Este es el cordero de Dios’ del periodista Juan Pablo Barrientos que revela nuevos intentos para encubrir casos de pederastia en la Iglesia Católica.
En las acciones judiciales, radicadas a finales de septiembre, los tres sacerdotes pedían la protección de los derechos a la presunción de inocencia, igualdad, honra, buen nombre, intimidad personal y familiar.
En su análisis jurídico, el despacho judicial consideró que en este caso primera el derecho a la libertad de expresión del autor del libro, señalando además que lo publicado hace parte de una investigación de tipo periodístico que cuenta con fuentes documentales y testimoniales.
En este punto se advierte que «el derecho de opinar e informar goza de prevalencia». Igualmente se cuestionó el hecho que los tres sacerdotes no presentaran elementos materiales para demostrar que en efecto lo dicho o mencionado en el libro eran falsas o no guardaban relación con la realidad. «Tal abandono argumentativo y probatorio apareja de entrada que su duelo no tenga eco en sede de tutela».
Para el juez, no tiene sustento el hecho que los tutelantes le reclamaran a Barrientos revelar los nombres y datos de las fuentes de información que utilizó para el libro.
Más allá de la protección que deben tener los periodistas con sus respectivas fuentes se advierte que el hecho en cuestión tiene otros matices de protección como lo son que el denunciante era menor de edad y las personas que ayudar a realizar la denuncia pidieron expresamente la protección de su identidad.
De aceptar la revelación de las fuentes se enviaría un mensaje erróneo y contradictorio a los denunciantes, quienes tomarían la decisión -generada por el miedo y la revictimización- de seguir presentando sus versiones de los hechos.
El libro revela la historia de Pedro, quien denunció haber sido víctima de abuso sexual e inducción a la prostitución por parte de 38 sacerdotes en la capital del Meta. Esta es la segunda parte de una investigación periodística que tiene relación con los hechos de pederastia que se han registrado en varias regiones del país y las cuales habrían sido encubiertas por la Iglesia.