La historia se remonta a 1974.
La primera orden que dio Gustavo Petro tras jurar como el presidente número 42 de Colombia fue que la Guardia Presidencial le trajera la espada de Bolívar.
Previamente la coordinadora de comunicaciones del acto de investidura, Marisol Rojas, había revelado que el saliente presidente Iván Duque no autorizó prestar la espada de Bolívar para la ceremonia de posesión de Petro, en una actitud que ella calificó de caprichosa y falta de voluntad.
La importancia de la espada de Bolívar para el nuevo presidente colombiano, otrora miembro del M-19, tiene su explicación en los libros de Historia: el robo de la espada de Bolívar el 17 de enero de 1974 fue el primer acto de la guerrilla Movimiento 19 de Abril (M-19), que la sustrajo de la Quinta de Bolívar, una casa museo en el centro de Bogotá.
El M-19 la devolvió años después, en 1991, después de que se desmovilizaron tras un acuerdo de paz con el Estado colombiano, pero la espada se volvió un mito y un símbolo de su lucha guerrillera y luego política.