Académicos expertos en drogas, seguridad y política medioambiental de Colombia, Estados Unidos y otros países firmaron una carta con la petición.
Los firmantes aseguraron que la decisión de retomar esa práctica “no podría haber llegado en peor momento”, y rogaron que el mandatario estadounidense reconsidere “su apoyo a la fumigación aérea”, calificándola como una “campaña equivocada” del presidente Iván Duque.
También invitaron a la administración Biden a que le reitere al Gobierno colombiano “la necesidad de priorizar la sustitución voluntaria de cultivos, junto con enfoques basados en el desarrollo para generar oportunidad económica en áreas profundamente afectadas por economías ilícitas y violencia”.
Colombia recibió el pasado 1 de marzo la certificación de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, decisión en la que también se destacó la necesidad de utilizar “otros mecanismos como la aspersión con precisión” para atacar los cultivos de coca.
Los expertos cuestionaron que el expresidente Donald Trump hubiera intensificado las demandas a Colombia para que reanude la fumigación con glifosato, herbicida del que se “ha demostrado que presenta importantes efectos para la salud y el medio ambiente”.
“Al respaldar la fumigación, su Administración respalda implícitamente al legado dañino del expresidente Trump en Colombia”, escribieron, destacando que “el glifosato está siendo restringido o prohibido a nivel mundial, ya que los estudios científicos muestran que la exposición a los agentes activos causan cáncer, abortos espontáneos y enfermedades respiratorias”.
Esa presión sobre el Gobierno colombiano, dijeron, desafía las leyes del país y la decisión de la Corte Constitucional de suspender el programa de fumigación aérea en 2014, luego de reconocer las consecuencias adversas asociadas con esa práctica.
Los académicos citaron estudios que, según argumentaron, demuestran que el glifosato de hecho es ineficaz para eliminar los cultivos ilícitos, y en ese sentido respaldaron la sustitución voluntaria por ser más efectiva y menos costosa.
“La fumigación también causa una severa destrucción ambiental, lo que contribuye a la deforestación y pérdida de biodiversidad en los ecosistemas vulnerables de la Amazonía y Los Andes”, explicaron sobre los daños “devastadores” en la vida silvestre y las fuentes hídricas.
Plantearon que trabajar junto con las comunidades para desarrollar economías legales sostenibles no solo es lo correcto, sino que es fundamentalpara poder revertir los efectos del cambio climático.
“El espíritu del acuerdo de paz colombiano de 2016, respaldado tan fervientemente por la administración Obama-Biden, no vio espacio para la fumigación aérea, relegando la erradicación a una estrategia de último recurso cuando todas las demás estrategias de sustitución voluntaria hubieran fracasado”, anotaron.
Por último, señalaron también que el Plan Colombia respaldado por Estados Unidos fue un fracaso antinarcóticos, en gran parte debido a su excesivo énfasis en la fumigación.