Paulino Peralta, un practicante de senderismo alertó sobre las consecuencias que padeció tras ser «picado» por una oruga.
«Esta información la hago llegar para que sirva a todas las personas que viven en el campo y los que frecuentan estas zonas para hacer montañismo o senderismo», arranca el relato.
Según dio cuenta, el pasado lunes 19 de julio, “yo como practicante de senderismo visité con mi familia un hermoso sitio en la zona de Mesetas, iniciando el recorrido y al apoyarme en un árbol tuve contacto con un gusano el cual me pico en un dedo de la mano, sintiendo una sensación de hormigueo, inflamación ligera y sensación de anestesia”.
Sin embargo, hasta el miércoles 21 de julio presentó hematuria (orina con sangre), gingivorragia (sangrado en las encías), hematomas (morados en su piel), náuseas y cefalea; “asisto a valoración médica por urgencias donde se me ordenan exámenes de laboratorio con los que concluyen que los tiempos de coagulación están alterados y me hospitalizan”, manifestó Paulino Peralta.
Finalmente, expresó que ya se encuentra en casa pero con seguimiento médico y hace un llamado a la comunidad en general, “quiero aprovechar mi vivencia para que las entidades que manejan el ecoturismo, las entidades de salud desde el mismo personal médico tengan el conocimiento de la existencia de este animal venenoso”, afirma Peralta.
Más sobre la taturana
El gusano de la muerte, conocido también como taturana oblicua (Lonomia obliqua) es una especie de lepidóptero ditrisio de la familia Saturniidae cuyas orugas tienen pelos urticantes muy venenosos.
Al producirse el contacto con la oruga puede haber dolor, pero después comienza un malestar semejante al que produce una comida que cayó mal, y dolor en la parte de posterior de la cabeza. A las 8 horas aparecen moretones, y a las 76 los cuadros hemorrágicos, que si no son tratados a tiempo en el 34% de los casos son mortales.