El Aguardiente Llanero, licor insignia del Meta hace 59 años, y uno de los más importantes generadores de recursos para la salud y educación del departamento, pasa hoy por uno de los peores momentos.
Según cifras de la Unidad de Licores del Meta (ULM), desde la llegada de la pandemia a esta parte del país, las ventas pasaron de 18.000 botellas mensuales a menos de 2.000, y la situación tiende a empeorar.
“Hace dos semanas no vendemos ni una sola botella, y es entendible porque hoy la gente está pensando en suplir los hogares con productos de primera necesidad, sin embargo, esta situación es preocupante porque la Unidad de Licores depende directamente de las ventas de nuestros productos, además que genera recursos para la salud y educación de nuestro departamento”, afirmó a www.villavicenciodiaadia.com Óscar Alejo, gerente de la ULM.
De hecho, si bien no está restringida la venta de bebidas embriagantes, los principales compradores son los bares, discotecas y establecimientos nocturnos, cerrados hace varias semanas como parte de las medidas tomadas para evitar la propagación del virus.
En este momento vienen adelantando estrategia de ventas tienda a tienda vía telefónica, mientras que se puede restablecer la comercialización con grandes superficies, que años atrás se venía haciendo con un operador externo.