Esta semana, la Secretaría de Movilidad anunció que la próxima semana entraría de nuevo en servicio el transporte público colectivo.
Y aunque inicialmente el gobierno municipal habló de ultimar detalles en lo relacionado sobre todo con la implementación de protocolos de bioseguridad, el tema es más complejo de resolver de lo que parece.
Villavicencio Día a Día consultó con varios conductores y propietarios de busetas, quienes manifestaron que el punto principal a resolver tiene que ver con la viabilidad financiera que evite a los transportadores trabajar a pérdida, sobre todo teniendo en cuenta que ahora los automotores, bajo las mismas condiciones de gastos operativos, solo van a poder subir la mitad, o menos, de los pasajeros.
Antes de la pandemia, una buseta en promedio producía alrededor de $3’800.000 al 100% de su capacidad operativa, trabajando 25 días al mes entre las 4:00 a.m. y las 10:00 p.m., ahora por tener menos demanda de pasajeros y cargar menos en cada viaje, el recaudo bajaría en más del 50%.
Lo que no bajaría es el costo del rodamiento (planilla diaria para poder trabajar), cuyo costo mínimo es de $760.000, sin contar el salario diario del conductor de unos $50.000 diarios y los gastos de mantenimiento del vehículo (gasolina, lubricantes, etc.)
Al respecto, Héctor Peñuela, gerente de Tax Meta, afirmó que los costos de operación, a diferencia de la demanda de pasajeros, implicaría un reajuste en la tarifa del pasaje, que a la fecha es de 1.800 pesos.
Dentro de las propuestas que planteará a la Alcaldía es ampliar el periodo de vigencia de la tarjeta de operación al menos 5 meses, teniendo en cuenta que los automotores quedaron inmovilizados bastante tiempo.
Otros transportadores consultados afirmaron que también se requiere hacer una rebaja sustancial al costo del rodamiento de los buses.
