Latinoamérica y el Caribe quedaron muy golpeadas por la pandemia de COVID-19, señaló el miércoles el Banco Mundial, pero a su vez estas carreras, más cortas, ganaron en popularidad.
Las tecnicaturas, generalmente de dos o tres años de duración y orientadas al mercado de trabajo, ofrecen salidas laborales relativamente rápidas y bien remuneradas, aunque en países como Colombia los abogados y los administradores de empresas tienen la mejor demanda laboral.
Por eso, las carreras técnicas pueden contribuir a generar el capital humano necesario para superar la crisis económica sin precedentes que provocó la pandemia de COVID-19, señaló la institución para el desarrollo con sede en Washington.
“Los países de la región deben promover el potencial transformador de las carreras técnicas“, señaló Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Esto se vuelve especialmente urgente ante la necesidad de inserción laboral de millones de personas empujadas a la pobreza por la pandemia, señaló Jaramillo al presentar el informe “La vía rápida hacia nuevas competencias: programas cortos de educación superior de América Latina y el Caribe”.
El reporte destacó ventajas de este tipo de formación superior.
Los graduados de programas técnicos ganan en promedio regional hasta un 60 % más que los graduados de escuela secundaria sin ninguna educación superior. Y ganan en el promedio regional un 25 % más que quienes abandonan una carrera universitaria.
Además, registran menores tasas de desempleo y de empleo informal.
A pesar de estos beneficios, la proporción de estudiantes en educación superior matriculados en carreras técnicas es de 9 % en promedio en América Latina y el Caribe, mucho más bajo que en otras regiones del mundo (34 % en Asia Oriental y Pacífico, 30 % en América del Norte, 21 % África Sub-Sahariana, 18 % en Europa y Asia Central).
Tres países latinoamericanos con alta proporción de estudiantes matriculados en carreras técnicas son Colombia (31 %), Perú (25 %) y Chile (24 %).