Pese a que la salida para que el servicio público colectivo retome pronto actividad en la capital del Meta parece aún lejana, lo único cierto por ahora es que el valor del pasaje, que actualmente es de $2.000 (para el área urbana) no se va a tocar.
Si bien hay una necesidad generalizada entre los diferentes actores del sector transportes (conductores, propietarios y empresarios) de poner a producir los automotores cuanto antes, aún hay marcadas diferencias con relación a la rentabilidad y condiciones mínimas de operación, en especial porque ahora no podrán cargar el total de la capacidad del automotor.
Ahora, la discusión se centra en el no cobro del rodamiento durante los días que los buses estuvieron quietos, aspecto que aunque el alcalde, Felipe Harman, manifiesta que está en estudio, aún no hay una decisión concluyente.
Lo único cierto es que serán 898 busetas las que están habilitadas para transportar a través de 58 rutas y que sin excepción todas deben cumplir con las normas de bioseguridad establecidas por el Gobierno para evitar la propagación del COVID-19 en los vehículos.
Por ahora, la Alcaldía seguirá apoyando como mediador para tratar de retomar el servicio a la mayor brevedad posible, sin que esto genere perjuicio para las transportadoras.