Detrás de la decisión de abrir y cerrar parcial o totalmente la vía Bogotá – Villavicencio, existe un protocolo y un grupo de trabajo que debe coordinarse para atender en tiempo real cada afectación.
Villavicencio Día a Día
Unas 400 cámaras de video para monitoreo, 20 personas entre operadores, vigías, controladores de tráfico e ingenieros; 8 máquinas (cargadores, minicargadores y volquetas) y un protocolo que con una escala de 1 a 6 determina la magnitud de un derrumbe o deslizamiento sobre la vía, hacen parte del plan de contingencia que contractualmente la concesión Coviandes adelanta en el corredor Bogotá-Villavicencio con la supervisión de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), a través de la interventoría.
Para el presidente de la ANI, Louis Kleyn, esta es una de las vías con altas especificaciones técnicas. “Las obras que se adelantan en este corredor de 85,6 kilómetros ascienden a los $4,8 billones, y por allí se movilizan 4 millones de usuarios al año. No podemos ser inferiores a este reto y los protocolos para atender los deslizamientos y derrumbes deben ser estrictos, sobre todo para salvaguardar la vida de todo aquel que la transite”, comentó el alto funcionario.
Dato
El presidente de la Entidad explicó que entre mayo y septiembre de este año van 188 deslizamientos, 52 pasos alternos y 136 cierres de vía, los cuales han hecho que los protocolos sean cada vez más especializados y se pueda reaccionar casi de inmediato.